Este vasto territorio, aún desconocido por el gran público, se extiende desde los fértiles valles de los ríos Nora y Piloña, zona reconocida por la producción de sidra, hasta las altas montañas del Parque Natural de Redes y Ponga que separan Asturias de la Meseta. Una región de contrastes donde es posible observar la berrea y entrar en las profundidades de una antigua mina en una misma mañana.

En la cuenca alta del río Nalón, muy lejos aún del Cantábrico, el paisaje está dominado por un bosque frondoso de robles, fresnos y hayas donde la fauna encuentra su hábitat ideal. Osos pardos, lobos, ciervos y los fascinantes, pero desafortunadamente escasos, urogallos habitan el PARQUE NATURAL DE REDES. Tierra de naturaleza exuberante salpicada de embalses y saltos de agua que invita a recorrerla por los múltiples senderos existentes, cómo la familiar ruta del Alba. Así como también es tierra de tradiciones gastronómicas, cómo el antiguo queso Casín, o artesanas, cómo el trabajo de las madreñas asturianas.

A parte del senderismo y OBSERVACIÓN DE FAUNA, este es también un destino para los amantes de la nieve. Siguiendo el curso del río Aller, en el valle paralelo al Nalón, se llega facilmente a estaciones de deportes de invierno donde la oferta de actividades es variada y adaptada a todos los niveles.  

Los valles del Nalón y el Caudal nos hablan, también, del pasado minero e industrial de Asturias, las llamadas Cuencas Mineras. Un entorno natural único considerado Paisaje Protegido en la actualidad debido, entre otros aspectos, a la especificidad y riqueza mineral de los suelos que favorece una enorme diversidad vegetal: carballedas, hayedos, rebollares y alisedas alternados con fértiles pastos. Tradición minera y naturaleza exuberante conviven en un territorio cuya esencia se ve perfectamente representada en el ECOMUSEO MINERO VALLE DE SAMUÑO.